¿Qué bicho me ha picado?: Olía a muerte...

Las mordeduras pueden ser de todas las formas y tamaños, minúsculas o enormes, pero cualquiera de ellas puede acabar con la vida de alguien. Sorprendentemente, curarlas puede ser igual de peligroso que provocarlas. En una excursión por el Gran Cañón, el asombro se convierte en preocupación para una joven cuando lo que empezó como un golpe en el dedo del pie se convierte en una herida de mordedura inflamada. El padre de la joven, atormentado por la culpa, teme que la demora en buscar ayuda pueda costarle la vida a su hija. Para sorpresa de todos, es la cura la que casi la mata. En Cancún, la captura perfecta de un pescador submarino le atrapa en las fauces de un reptil hambriento.