Un beso en el puerto

Manolo está empleado en una gasolinera pero lo que más le gusta en el mundo es cantar. Tanto descuida su trabajo por entonar alguna copla que su jefe acaba despidiéndole. Su amigo Jaime le invita, entonces, a pasar unos días en un hotel de Benidorm en el que Manolo puede descansar y, de paso, dedicarse al deporte playero por excelencia que es el de ligar extranjeras. Allí, Manolo conoce a una joven americana llamada Dorothy a la que comienza a frecuentar. El problema aparece cuando el primo de Dorothy, un caradura que pretende aprovecharse de su dinero, se da cuenta de que Manolo será un obstáculo para sus planes. Pero no es el único problema al que se enfrenta Manolo porque una joven francesa que ha sido abandonada por Jaime llega con su padre a Benidorm para lavar su honor y casarse, solo que un malentendido acaba por meter también a Manolo en este nuevo lío.