No somos ni Romeo ni Julieta

No es la Italia medieval sino un barrio de Madrid y no se llaman Capuleto y Montesco sino Caporeto y Negresco, pero por lo demás, cualquier parecido con la tragedia de Shakespeare no es pura coincidencia. Sólo que las situaciones del enamoramiento de Julita y Roberto no son trágicas sino más bien cómicas. Sobre todo en lo que afecta a sus familias.

Nemesio Caporeto es conductor de autobuses que tiene gran facilidad para perder los papeles, sobre todo en lo referente a la inocente de su hija Julita, quien todavía cree que los niños vienen de París, y a su vecino. Antonio Negresco, por su parte, es camarero y no deja de asombrarse de cómo un joven tan tonto como Roberto sea hijo suyo. Ni siquiera puede pronunciar la "p". Cuando los dos jóvenes se enamoran, para los Negresco y los Caporeto no puede haber tragedia mayor.