El difunto es un vivo

El rico Inocencio (Antonio Vico), es un hombre que, que, despreciado por su esposa, toma la decisión de suicidarse, pero cambia de parecer tras recibir la triste noticia de la muerte de su hermano Fulgencio (Antonio Vico), un ilustre pianista. Para recuperar a su mujer, decide hacer creer a todos que efectivamente se ha suicidado, con la complicidad de su amigo Luquitas (Francisco Martínez Soria) y hacerse pasar por su fallecido hermano que viene de visita, para reconquistar a su mujer Elsa (Mary Santamaría) de las garras de su suegra Restituta (Guadalupe Muñoz Sampedro) y del galán Mauricio (Luis Porredón).

Primera de las dos versiones de la obra de teatro de Francisco Prada e Ignacio F. Iquino (la segunda sería dirigida en 1955 por Juan Lladó), a cargo del propio Iquino, que nunca disimula un marcado tono teatral, contrastado con una cámara en continuo movimiento. Excelente electo artístico con un brillante Antonio Vico al frente.